Sinopsis:
Espacios en blanco es una historia autobiográfica sobre silencios transmitidos de generación en generación. Sobre silencios que cuentan historias. Miguel, como tantos otros al empezar la crisis en España, decide emigrar y parte a Finlandia para trabajar en una empresa de videojuegos. Los recuerdos de su infancia, las historias sobre la guerra y la posguerra que su padre le contó durante toda su vida y los silencios intercalados entre ellas se hacen más presentes en la distancia, y le obligan a plantearse cómo poder transmitirle todas esas pequeñas historias a su hijo. Cómo continuar con la tradición oral y cómo llenar todos esos espacios en blanco para que la memoria individual y colectiva no desaparezca. Tal y como subraya el maestro Josep Maria Beà en el prólogo, la importancia de “la memoria como herramienta esencial que evitará que según qué pasajes de la historia se repitan”.
Nuestra opinión sobre Espacios en blanco:
Pensamos que es una novela gráfica que no solo entretiene, sino que además nos deleita con sus dibujos y nos absorbe en su mundo narrativo y que nos invita a la reflexión.
Más allá de las referencias a un momento histórico muchas veces evocado en la literatura, como es la posguerra española, en esta autobiografía se incide especialmente en la necesidad de legar esas historias a nuestros descendientes. ¿Cómo? Pues intentando rellenar los espacios en blanco que dejan los recuerdos transmitidos de generación en generación.
Espacios que se rellenan no con hechos, que podemos encontrar en los libros de historia, sino con las sensaciones, los sentimientos, las emociones que en su momento provocaron esos hechos traídos a la memoria.
El autor nos introduce en su universo personal, alternando esas historias que ha oído contar a lo largo de su vida sobre las vivencias de sus familiares, con su día a día actual, como emigrante en Finlandia en busca de trabajo y como creador de un mundo de fantasía desarrollando personajes para juegos.
Con unos dibujos muy expresivos, que nos transportan al universo que intenta describir, empeño que consigue sobradamente. Imágenes evocadoras, de una tremenda fuerza, que transmiten emociones y realismo. Con un ligero cambio en la tonalidad para diferenciar cuando se refiere al pasado y cuando al momento actual.
Escenas de una fuerza demoledora como las que describen la situación de los vencidos cuando acabó la guerra conviven con otras de una ternura infinita, como las que nos muestran a padre e hijo cogidos de la mano, paseando, mientras el primero va desgranando esos terribles recuerdos de la guerra.
Además de ser una novela gráfica interesante, conmovedora y con unas ilustraciones muy bonitas, cumple aún con otra característica apreciable: nos permite conocer momentos de nuestra historia de una forma amena y cercana. Totalmente recomendable.
Sobre Miguel Francisco Moreno:
Miguel Francisco Moreno nace en 1968 en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona). Inicia su etapa profesional como ilustrador y creador de historias muy joven, con 16 años, en Editorial Bruguera. Posteriormente, trabaja para otras editoriales como Intermagen o Ediciones B; también para editoriales europeas y estadounidenses.
También trabajó en publicidad, para la agencia McCann Erickson (anuncio Nesquik) y, en los años 90, se inició en el mundo de la animación en Dinamarca, Holanda y en España (director de arte de Gigames).
En 2006 creó su propia agencia de animación. Posteriormente se marchó a trabajar a Finlandia, donde reside actualmente, y donde ha creado personajes de enorme repercusión para diferentes juegos, como por ejemplo, Angry Birds.
Alternando su trabajo con la creación literaria, en 2007 publica Espacios en blanco y última ha ilustrado la novela gráfica Chronique d’un espectacle vivant.
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