Sinopsis:
Tras un macabro asesinato, el teniente Mario Conde debe resolver un caso lleno de implicaciones religiosas, diplomáticas y culturales en la Cuba actual.
En la tupida arboleda del Bosque de La Habana aparece un 6 de agosto, el día en que la Iglesia celebra la transfiguración de Jesús, el cuerpo de un travestí con el lazo de seda roja de la muerte aún al cuello. Para mayor zozobra del Conde –el policía encargado de la investigación–, aquella mujer «sin los beneficios de la naturaleza», vestida de rojo, resulta ser Alexis Arayán, hijo de un respetado diplomático del régimen cubano. La investigación se inicia con la visita del Conde al impresionante personaje del Marqués, hombre de letras y de teatro, homosexual desterrado en su propia tierra en una casona desvencijada, especie de excéntrico santo y brujo a la vez, culto, inteligente, astuto y dotado de la más refinada ironía. Poco a poco, el Conde va adentrándose en el mundo hosco en el que le introduce ladinamente el Marqués, poblado de seres que parecen todos portadores de la verdad de Alexis Arayán… Pero ¿dónde, en semejante laberinto, encontrará el Conde su verdad?
Nuestra opinión sobre Máscaras:
Tercera novela protagonizada por Mario Conde, el policía investigador a quien sus amigos llaman “cabrón recordador” para definir su carácter nostálgico y desencantado y que ya conocíamos mejor en la segunda entrega Vientos de cuaresma. No obstante, en esta ocasión conoceremos también alguno de sus defectos.
El asesinato de Alexis Arayán, el hijo de un diplomático, cuyo cadáver aparece vestido de mujer, obligan a Conde a acudir a los círculos donde transitan homosexuales y travestis, y destapan su faceta más negativa: los prejuicios que lo llevan a rechazar a estos colectivos.
Al igual que en las anteriores entregas, tan importante como la trama detectivesca es el cuadro costumbrista que el autor nos ofrece de La Habana de finales del siglo pasado. En esta ocasión, incidirá de manera muy especial en la censura a que han estado sometidos los creadores. En este aspecto, será clave la figura del Marqués, autor de teatro silenciado por no ser políticamente correcto. Otro tema es la denuncia de la persecución que ha sufrido el que hoy conocemos como colectivo lgtbi.
A pesar de su rechazo, para resolver el caso Conde y su compañero Palacios deberán intentar conocer a fondo qué se oculta bajo las máscaras de esas personas que viven su cambio no como un disfraz sino como una “transformación”, un intento de mostrar su verdadera esencia más allá de su aspecto.
Y en un requiebro digno de un prestidigitador, el autor incluye en medio de la trama un relato entero creado por el propio Mario Conde que por una vez da rienda suelta a sus deseos de juventud de ser escritor.
Sigue jugando un papel importante el canto a la amistad que hace el autor, representado en la indisoluble relación entre Mario y Carlos. El policía no pierde ocasión de acudir con sus preocupaciones a su amigo el Flaco, que ya no es flaco y que está paralítico a consecuencia de una bala perdida en una guerra en la que nada se les había perdido. Con él comparte sus pensamientos, le hace partícipe de sus “hazañas” y es quien mejor lo conoce. La madre de Jose sigue alimentando a estos dos amigos con el cariño y la dedicación de siempre.
Ha sido un placer volver a compartir las andanzas de Conde, sumergirnos en su ambiente reflejo de la realidad cubana, conocer sus nuevos escarceos amorosos (muy explícito, a veces, en la descripción de algunas escenas de sexo) y disfrutar de la excelente prosa de su creador.
Sobre Leonardo Padura:
Leonardo Padura nace en La Habana en 1955. Estudió Literatura Latinoamericana en la Universidad de esta misma ciudad.
Profesionalmente, inicia su carrera periodística en varias revistas, hasta que llega a ser redactor jefe de La Gaceta de Cuba.
En 1988 publica su primera novela Fiebre de caballos. Ha escrito también guiones cinematográficos para documentales y para obras de ficción. Como ensayista, ha publicado varios textos sobre temas de literatura.
Ha sido galardonado con prestigiosos premios: el Hammett, el Café Gijón, el Raymond Chandler, el Roger Caillois o el Initiales, Y otras condecoraciones que suponen el reconocimiento al conjunto de su obra como la Orden de las Artes y las Letras concedido por el gobierno francés, y el Premio Princesa de Asturias de las Letras otorgado en el año 2015.
